Imagínate unas fincas de café donde encuentres agrónomos, demógrafos, químicos, trabajadores sociales, abogados, maestros, y un sin número de profesionales. Donde jóvenes, luego de haber terminado sus carreras universitarias, no solo se queden en la ciudad, si no que regresen al campo para aportar todo lo adquirido en sus estudios. Que aspiren a ser productores, tostadores, exportadores y baristas, en conjunto con sus preparaciones académicas. ¿Cómo, a través de la invención, integración de tecnología y creatividad, adquirida por esa educación y experiencia de campo, se podría enriquecer el futuro del café de especialidad?
Yo que provengo de un país productor, conozco de primera mano, que muchos de nuestros jóvenes, no pueden envisionar el café como parte de su futuro. A muchos no les gusta la tierra, no la asocian con progreso. O simplemente sus padres, si son productores o recolectores, trabajan duro, para que ellos no tengan que vivir de la misma manera. ¿Pero qué tal si cambiamos la forma en la cual enseñamos la cultura de café? ¿Qué tal si buscamos formas alternas en las que cada uno de ellos, no importa cuál carrera estudie, pueda aportar al progreso de nuestra industria?
Solo piensa en cómo esta generación puede trabajar de la mano con la pasada generación para aportar un conocimiento invaluable al futuro del café. Por tal razón, entiendo que es de suma importancia, comenzar a educar desde la escuela primaria y secundaria. ¿Por qué esperar a que se encuentren casualmente con el café en sus veintitantos años? ¿Qué tal si somos más intencionados y comenzamos a crear esa pasión por el café desde mucho antes?
Aquí dos simples razones por las cuales debemos comenzar a compartir nuestra pasión, dedicación y conocimiento con la futura generación:
¡Solo los rojos! Aprendiendo cómo recolectar café.
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1.Visión de futuro para ellos
En este punto, ¡todos somos responsables! Si no garantizamos mejores salarios, calidad de vida, sustentabilidad y un comercio justo, para todas las partes de la cadena del café, no habrá manera que nuestra futura generación aspire a regresar, o querer trabajar en las fincas- y asimismo en cualquier parte de la industria del café. Ni mucho menos si sus padres son productores o recolectores, y estos no participan de mejores beneficios, quieran que estos lo hagan.
Sin embargo, sí podemos mostrarles la inmensa satisfacción de trabajar en esta industria – y sientan que su trabajo y esfuerzo va a ser valorado y respetado por la misma. Entonces no habrá forma de que jóvenes de países productores, y de alrededor del mundo, no puedan ver la industria del café como parte de su futuro.
Miremos el esfuerzo de Carlos Pineco y la primera escuela de Catación de Honduras. Donde algunos 100 estudiantes, en su mayoría hijos de productores, aprenden sobre mejores prácticas agrónomas, procesos de beneficiado, fermentación y secado, y por último entrenamiento en catación. El compromiso de estos estudiantes, no solo les permite proyectarse y tener un mejor futuro dentro de la industria del café, sino que los estudiantes están comprometidos a convertirse en asesores de los productores en sus lugares de origen.
Estudiantes aprendiendo sobre el tueste del café. Credito: Carlos Pineda
Y esto da paso a la próxima razón de porqué debemos ser intencionales con la educación a nuestros jóvenes.
2.Visión de futuro para el café
No solamente estaríamos aportando a la vida de nuestros jóvenes, estamos aportando al futuro del café. Recientemente, aquí en PDG, lanzamos un artículo sobre trampas caseras para la broca.Una pequeña finca en Nicaragua, Selva Negra, desarrolló una forma efectiva para combatir la broca, utilizando materiales accesibles para la mayoría. Esta innovación no solo aumenta la probabilidad de mejorar la producción y procesamiento de café únicamente en Nicaragua, podría hacerlo en muchos lugares. No se si para ti, pero para mí, estas iniciativas traen consigo esperanza. Como algo tan pequeño podría salvaguardar cientos de frutos, y ayudar a nuestros caficultores – y todo ingeniado por iniciativas de jóvenes listos para aportar.
Imagínense esta generación con su tecnología, conocimiento, y su ánimo de querer hacer todo más rápido, en conjunto, con el conocimiento y experiencia, de los actuales productores y trabajadores de la industria. ¿Cuánto más podríamos continuar mejorando la forma en que cultivamos, producimos y comercializamos nuestro café?
Long Miles Coffee en conjunto con District Roaster están actualmente trabajando en un programa que recluta a jóvenes desempleados en Burundi. A estos los entrenan en aspectos básicos de agronomía y recolección de data. Estas destrezas son utilizadas para combatir y estudiar, las pestes específicamente el antestia. Con esas nuevas destrezas adquiridas podrán asegurar el futuro de las comunidades productoras de café.
Epa enseñando a un caficultor sobre el proceso de selección de la cereza correcta. Crédito: Long Miles Coffee
¿Lo pueden ver? Un recién graduado de agronomía trabajando de la mano de un caficultor. O quizás, una maestra que dedique sus veranos a enseñar y apoyar la educación de los niños y jóvenes en las fincas de café, mientras sus padres trabajan.
¡Al tan sólo pensarlo a mí se me expande demasiado el corazón!
Hay un espacio para todos
En los pasados años el café ha tomado una posición central en mi vida y en la de mi familia. Siempre buscaba la forma de cómo aportar a esta industria, siendo maestra de Historia de profesión no encontraba un espacio, pero siempre me inclinaba al aspecto de la gente. Así que decidí que la forma en que aportaría sería por medio de lo que sé hacer, educar. Enseñando sobre la historia y cultura del café en mi país. Llevando a mis estudiantes a recolectar café o a una torrefacción. O simplemente llevándoles granos de café, molerlos al momento, y preparárselos en Aeropress. ¡Deberían ver sus caras! Algunos ni siquiera habían visto café verde o un grano recién tostado.
Aunque no todos tenemos la fortuna de poder llevar a nuestros jóvenes a estas experiencias de campo o no somos maestros de profesión, esto no debería limitarnos al educar a la próxima generación. Donde sea que te encuentres en el mundo, puedes entrevistar a un productor (email, skype, etc.) o también tostadores de tu zona. Utilizar Google Earth y llevarlos virtualmente a un cafetal. Prepararles un V60 o una greca, y dejar que el olor invada su corazón. Enseñarles sobre el comercio justo – y un sin fin de alternativas, que en un futuro serán de beneficio para nuestro café y para ellos.
¡Estas experiencias son inolvidables! No importa si optan o no por una carrera en la industria del café.
¿Ven? Existen formas de que cualquier carrera, pueda enriquecer aún más nuestra industria. Y ni tan siquiera nos tenemos que limitar a carreras universitarias, es crear ese espacio adrede para que nuestros jóvenes vean la posibilidad de poder aportar en ella. Y por tal razón, tenemos la responsabilidad de enseñarles sobre el café y dejarles saber cuánto necesitamos de sus destrezas, energía, innovación y creatividad para garantizar el futuro de esta industria.
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Escrito por Karla Ly Quiñones
PDG Español
Nota del autor: Asimismo, cuando surgió la oportunidad de poder colaborar con PDG en su nueva edición en español, no lo pensé dos veces. Entendía que había una necesidad y espacio para más recursos y herramientas educativas en español para nuestra comunidad latinoamericana e hispanoparlante, para nuestros productores, baristas y consumidores. Esta es otra forma de aportar a la industria com destrezas que ya poseemos.
¡Y qué acogida tan increíble hemos tenido! ¡Qué fortuna la mía formar parte de este equipo!
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